India es, tras los Estados Unidos y China, el mayor constructor de embalses en el mundo. Nehru, su primer presidente, fue el primero en empujar esa política refiriéndose a los embalses como los « Templos de la India Moderna ». Desde entonces el Gobierno indio ha construido 4.291 embalses en todo el país. En el río Narmada se enfrenta a un macroproyecto, no ya de un embalse, sino de una escalera de 30 embalses a lo largo de los 1.312 km. del río. El Sardar Sadovar es el pantano base de esa escalera. Nerhu puso su primera piedra en 1961.
La construcción de embalses, al igual que la carrera militarista y nuclear, han sido prioridad política para el Gobierno indio, en una mezcla de complejo tercermundista y megalomanía. En el documental Drowned Out (Con el agua al cuello, Spanner Productions) que tradujimos para el Primer Festival de Cine sobre Deuda Ecológica (EkoZinemaldia, a las puertas de su segunda edición), el ministro de Irrigación confirmaba así esa megalomanía : « si otros en el mundo pueden hacerlo, nosotros lo podemos hacer mejor ». También anunciaba orgulloso la dimensión de este embalse : una longitud de 458 kilómetros, 130 metros de alto, un ancho de 1.210 metros y un caudal de 40 mil cusecs [1] . Con todo el cemento usado en su construcción se podría dar una vuelta completa al Ecuador [2].
Sí, comparado con Itoitz, éste parecía una nimiedad pero, como entenderéis, no es que Itoitz sea insignificante en su impacto sino que el Sardar Sadovar y sus embalses hermanos superan cualquier planteamiento. Lo importante es el tamaño, pero también esa megalomanía, ese desprecio por la naturaleza y el ninguneo con los afectados. Son gigantes en su tamaño pero también en su impacto. El efecto en la población local es dramático. Ésta es la tierra donde han vivido por generaciones, donde están las casas milenarias de sus familias, los medios de vida empleados por generaciones e incluso la tierra donde están enterrados sus antepasados. En suma, sus raíces. El efecto es inenarrable.
Los impactos
El Sardar Sadovar ha sumergido ya 245 pueblos y desplazado a 250.000 personas [3]. Además 10.000 familias al otro lado del embalse, que se han quedado sin agua y sin su recurso de subsistencia, no fueron incluidas entre los afectados por el Gobierno. El Bargi, un poco más arriba en el mismo río, además de todos los pueblos desalojados previstos en el proyecto, sumergió otros 61 « accidentalmente » [4] . En India los embalses y las obras hidráulicas han causado el desplazamiento de 40 millones de personas. Se calcula que sólo el 50 por ciento es reubicado, pero ¿cómo ? : en un país superpoblado y con problemas de sequía, el acceso a tierras fértiles es un problema, por lo tanto la recolocación de población a veces es imposible (aunque así se prometa) o se hace en terrenos baldíos.
Aquellos que tuvieron que abandonar sus tierras viven ahora en las grandes barriadas de chabolas de Bhopal u otras grandes ciudades. En el caso del Sardar Sadovar el principal afectado es el pueblo Adivasi, en muchos otros proyectos los principales afectados son pueblos indígenas o minorías étnicas como los de la zona de los Himalaya, o los Idu-Mishmi del noroeste.
Además de los embalses en el caso de Narmada, con réplica en todo el país, existe un complejo sistema de canales para transportar agua en otras direcciones. El efecto de éstos es todavía más severo pues son canales de 30 metros de ancho por 10 de alto. Estos canales también han supuesto el desalojo y la destrucción económica de miles de familias. Lo que es más terrible, después de justificar estas faraónicas obras con el pretexto de combatir la sequía, la sed y la falta de agua en otras zonas, muchos de estos canales se mantienen vacíos por lo pésimo de los proyectos en los que no se tiene en cuenta si el río tendrá un caudal suficiente tras la construcción de los pantanos. Para el Sardar Sadovar se planearon 75.000 Km. de canales (!!) para los cuales, obviamente, no había agua. El embalse de Bargi, en la actualidad sólo riega ¡el 5 por ciento de la tierra que planeaba regar !
A la hora de justificar el canal las autoridades indias echaron mano de la sed, un elemento hasta entonces nuevo en el proyecto : « Sardar Sadovar es el inicio del Final de la Sed ». En un país con graves problemas de sequías y abastecimiento ésta es una razón incuestionable. En realidad, el suministro de agua potable es un sueño en India : no se da en ninguna de las ciudades, aunque las zonas ricas sí llegan a tener acceso, pero muy limitado y de pobre calidad. Como se demostró con el Sardar Sadovar y sus canales, en realidad éstos tenían como objetivo el suministrar agua para las compañías más poderosas, para la industria y para la agricultura intensiva. Esta última ha impuesto en esa zona cultivos como el de la caña de azúcar, que precisa una cantidad enorme de agua.
Todo este proyecto, como muchos otros de esta índole, está auspiciado por el Banco Mundial, con el pretexto de que va a contribuir al desarrollo (entendido por los tecnócratas y mandatarios como el « desarrollo industrial ») y a paliar la pobreza y el hambre. Nada más lejos de la realidad. En realidad son grandes negocios para empresas constructoras.
La campaña contra el Sardar Sadovar fue inspiradora y exitosa. Se basó en la resistencia no violenta o satyagraha, en la que se incluían huelgas de hambre o acciones más impactantes, como el introducirse en el río y mantenerse en el agua mientras ésta subía, poniendo en juego la propia vida. Las dos formas consiguieron parar las obras en sendas ocasiones. En 1999, cuando la gente permaneció de pie en el agua durante 26 horas la campaña consiguió que el Banco Mundial se replanteara el proyecto y designara unos expertos que lo revisaron, concluyendo que violaba la normativa del propio Banco. Éste, en una situación sin precedentes, retiró su financiación [5]. Pero para el Gobierno de India eso no suponía mucho : ni que se aceptara internacionalmente la calamidad del proyecto ni quedarse sin la financiación. Decidieron financiarlo a partir de sus propias arcas.
El otro gran proyecto indio está asociado a los canales : el trasvase entre ríos o PRI (Programme for Interlinking Rivers). También es un proyecto antiguo que data de tiempos de la colonización británica de India. Este plan supone un cuarto del PNB total de India, ¡120 billones de dólares ! El PRI incluye la conexión de esos grandes y venerados ríos que surcan el subcontinente asiático (Ganges, Indus, Krishna, Brahmaputra, Narmada) y sus afluentes. Un total de 31 ríos. El impacto de este plan también será inmenso, con una previsión de 20.000 Km2 de bosques, campos, zonas cultivables y pueblos que serán sumergidos, así como un número de entre 2,5 y 4 millones de indios que perderán su casa y su medio de subsistencia.
Ahora India exporta su modelo a través de la compañía estatal NHPC (Corporación Nacional de Energía Hidroeléctrica), la mayor inversora y beneficiaria de estos proyectos y a la que se le permite obviar cualquier normativa ambiental Internacional [6]. Ésta, ahora como empresa, aborda proyectos hidrológicos en otros países (Birmania, Vietnam, Bhután, Nepal, Afganistán, Irak, Indonesia, Malasia, Sri Lanka, Tayikistán, Zambia y Uganda, y en proyecto para Congo, Etiopía, Ghana y Rwanda) con la misma sensibilidad que la ha caracterizado en su país de origen [7]