Los siete millones y medio de guatemaltecos llamados a las urnas este domingo 25 de octubre tendrán que escoger entre Jimmy Morales y Sandra Torres.
La segunda vuelta de la cita electoral 2015 se da con el trasfondo de los escándalos de corrupción que pusieron en jaque al ya expresidente Otto Pérez Molina y a su equipo. También con el de la comprobada financiación ilícita e ilegal de los partidos políticos. ¿Representan los candidatos una esperanza de cambio para Guatemala ?
CICIG de por medio
“En Guatemala las elecciones nunca fueron la salida ; son parte de la crisis. Los candidatos fueron escogidos en el marco del mismo sistema”, explica Michael Mörth, asesor jurídico de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Ésta, con mandato de la ONU desde 2006, tiene la labor de erradicar los cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad que operan en este país.
Ha sido esta comisión -financiada por la comunidad internacional- la que desde comienzos de año ha denunciado las líneas corruptas e ilegales que han sacudido las altas esferas del poder.
A pesar de que la cúpula política cerró filas y “hasta una semana antes de la primera captura en el tema de La Línea, el presidente y sus funcionarios estaban decididos a declarar non grata a la CICIG y a terminar su mandato en agosto, el nivel de corrupción rebasa tanto lo imaginable que la presión de la calle y la valentía de la fiscal general (Thelma Aldana) nos ha llevado a un punto con el que no soñábamos hace un año”, afirma Mörth y puntualiza : “Pero el sistema no ha cambiado todavía”
Cambios, pero no sólidos
Un cambio real comenzaría, así coinciden varios análisis, entre ellos el de la Fundación Konrad Adenauer Stiftung (KAS), en reformar la ley electoral y de partidos, algo que el Tribunal Electoral puso a consideración del Congreso en mayo. Los movimientos sociales pedían posponer las elecciones hasta contar con nuevas estructuras. El Congreso frenó el proyecto.
"El problema es que de 158 diputados, 150 son corruptos. Eso solo cambiará con una ley que prohíba el transfugismo -el cambio de fracción parlamentaria- y que controle el financiamiento. Hay cambios, sí, pero no son sólidos, todavía puede pasar cualquier cosa », explica Mörth.
Torres o Morales
Estando aún por definirse quién sería el contricante del humorista Jimmy Morales (del nacionalista Frente de Convergencia Nacional- FCN Nación), un nuevo escándalo de corrupción alcanzó al binomio del candidato Manuel Baldizón (Libertad Democrática Renovada, LIDER). Aduciendo fraude electoral, Baldizón se retiró de la contienda. Y Sandra Torres, exesposa del expresidente Álvaro Colom (2008-2012) llegó a la segunda vuelta.
Su partido UNE (Unidad Nacional de la Esperanza) al igual que el Partido Patriota (PP, del expresidente Otto Pérez Molina) y LIDER han realizado, según el informe de la CICIG, las campañas electorales más costosas de la región centroamericana. El 70% de su financiamiento proviene, así la CICIG, de fuentes ilícitas e ilegales.
“Al haber puesto en evidencia que todos los partidos fuertes son corruptos, surge una persona como Jimmy Morales, conocido en la ciudad y en el interior por la televisión. Se monta sobre la estructura de un partido muy pequeño, de militares retirados. Sin experiencia ni personal para manejar un país, lo hace muy abierto a cualquier negociación”, previene Mörth.
Sandra Torres, exprimera dama.
Según dijo a DW Bertrand Duterme, director del instituto Centre Tricontinental de la Universidad de Lovaina la Nueva, “la volatilidad política y un sistema electoral viciado hipotecan la alternancia guatemalteca. En los últimos 30 años hemos visto ocho elecciones con ocho partidos diferentes. Se crean, por gente con dinero, para ganar elecciones y luego desaparecen. Este sistema confisca la democracia”. En su opinión, la representatividad de la gran mayoría de la población –en un 50% en niveles de pobreza y con un 50% de desnutrición infantil- no está dada.
Así las cosas, ¿por donde está la salida ? “Tenemos claro que ni Jimmy Morales ni Sandra Torres son la opción para los cambios que se requieren. Pero forman parte de este proceso en que los guatemaltecos han empezado. Queda claro que las reformas estructurales que requiere el país, tienen que incluir el aparato de Justicia. Y que hay que ir dando pasos y tener paciencia”, concluye Mörth.