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François Houtart : la emancipación de los pueblos oprimidos y el bien común de la humanidad *

Juan José Tamayo **

I. François Houtart : la persona, el sociólogo, el teólogo, el revolucionario.

La vida del sociólogo y teólogo de la liberación belga François Houtart se apagó el pasado 6 de junio en la residencia de la Fundación Pueblo Indio de Quito (Ecuador) creada por monseñor Leónidas Proaño, “el obispo de los indios”. Allí eligió vivir los últimos siete años, siendo profesor en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN). Murió a los 92 años, en plena vitalidad intelectual y viajera, y lo hizo sin molestar, sin hacer ruido, con la misma paz con la que había vivido.

La noche anterior, había participado junto con Viroj Mendis, delegado del pueblo tamil, en una conferencia sobre el “Genocidio del pueblo tamil (Sri Lanka)” en el IAEN, en la que denunció dicho genocidio llevado a cabo por el gobierno de Sri Lanka. Houtart conocía muy bien el país de Sri Lanka, sobre el que en 1974 escribió el libro La Iglesia y revolución. Religión e ideología en Sri Lanka. Unos días antes de su fallecimiento me había enviado un excelente artículo sobre “La Venezuela de hoy y de mañana”.

Houtart deja una huella indeleble en múltiples campos del saber y del quehacer eco-humano : ciencias sociales, sociología de la religión, ciencia política, ecología, teología de la liberación, movimientos sociales, comunidades de base, cristianos por el socialismo, etc. Fue pionero en los estudios de sociología de la religión que cultivó a través de numerosas publicaciones y enseñó durante más de tres décadas en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Allí se formaron varias generaciones de políticos, teólogos, científico sociales, politólogos, economistas y activistas sociales –hombres y mujeres-, que aprendieron, bajo su magisterio, a interpretar críticamente la realidad social y a transformarla luchando contra los mecanismos opresores que operan en ella.

Lugar destacado en su extenso discipulado ocupa Camilo Torres, sacerdote, sociólogo, revolucionario colombiano,precursor de la teología de la liberación, muerto en la guerrilla en 1966. En Lovaina hizo Camilo la tesis de licenciatura sobre las estructuras sociales de la ciudad de Bogotá construidas conforme a la lógica de clases como resultado del sistema económico. De Camilo Torres decía Houtart : “más que un simple cura-guerrillero, era un revolucionario sonriente que tenía un sueño y un horizonte ético-político (como Luther King y el Che Guevara)”. Posteriormente los estudios sociológicos de Houtart se centraron en las relaciones entre religión y mercado, que encuentran su mejor y más sistemático desarrollo en la obra Mercado y Religión (2002).

Desde principios de los 50 del siglo pasado estuvo vinculado a los países latinoamericanos trabajando con la Juventud Obrera Católica (JOC), fundada por el sacerdote belga Joseph Cardijn, y en tareas de enseñanza e investigación. Entre 1958 y 1962 elaboró un riguroso estudio socio-religioso sobre América Latina en 43 volúmenes con un equipo de colaboradores en cada país, en un momento en el que el continente se encontraba en plena transformación demográfica y social y estaba sumido en grandes contradicciones. Dicho estudio, dado a conocer por monseñor Helder Cámara y otros obispos en el Concilio Vaticano II (1962-1965), posibilitó un mejor conocimiento de la realidad latinoamericana entre los obispos de todo el mundo.
En el Vaticano II fue asesor de varios latinoamericanos y del cardenal Leo Joseph Suenens, arzobispo de Malinas-Bruselas, uno de los impulsores de la reforma conciliar, quien le defendió en reiteradas ocasiones ante los intentos de expulsión de la Universidad Católica de Lovaina. Intervino en la redacción de la introducción de la Constitución sobre la Iglesia en el Mundo Actual, uno de los documentos más importantes del Concilio que supuso un cambio de paradigma en la ubicación de la Iglesia católica en la sociedad.

Impulsó encuentros de teólogas y teólogos del Sur, entre los que cabe destacar su participación en las reuniones preparatorias en Bruselas para la creación de la Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo (ASETT), que celebró su primer Encuentro en 1976 en Dar-es-Salam (Tanzania) y reúne a teólogas y teólogos de la liberación de África, América Latina, Asía y de la teología negra estadounidense. Cuarenta años después, la ASETT sigue viva y activa y celebra su próximo Congreso, este año en Yogyakarta (Indonesia), en torno a “Visión ecológica y supervivencia planetaria. Ecología, espiritualidad, liberación”.

Sus análisis críticos del capitalismo y su interpretación ética de las religiones contribuyeron a dar soporte sociológico y dimensión económico-política a la teología de la liberación, muchos de cuyos cultivadores lo consideran su maestro. La ética es, para él, la teología primera ; las ciencias sociales se convierten en la palabra primera ; la revolución es inherente al cristianismo ; el amor cristiano se concreta y traduce en la praxis de liberación ; la utopía constituye el horizonte histórico y la meta hacia la que caminar.

Durante muchos años dirigió la revista internacional especializada en estudios socio-religiosos Social Compass. Con Samir Amin y otros científicos sociales internacionalistas fundó el Centro Tricontinental (CETRI) y su revista Alternatives Sud, espacios de debate en torno a las luchas de los pueblos oprimidos del Sur global y de propuestas de Alternativas. A través de estos medios y en sus numerosos escritos y conferencias por todo el mundo –visitó más de cien países- elaboró un análisis histórico, dialéctico y global del capitalismo, que le llevó a constatar su capacidad destructora de millones de vidas humanas y depredadora inmisericorde de la naturaleza. Houtart era muy consciente de que el capitalismo no puede humanizarse porque es inhumano en su raíz y en sus consecuencias.

Tras el análisis crítico del sistema capitalista propuso alternativas, que, a su juicio, ya están surgiendo. Así, por ejemplo : la creación de un nuevo sujeto histórico plural y global ; la convergencia de las luchas y las resistencias, es decir, la sinergia de los colectivos ecologistas, campesinos, intelectuales, feministas, trabajadores, indígenas, anticoloniales, antiimperialistas, etc. ; pasar de la conciencia colectiva revolucionaria a la acción colectiva revolucionaria ; generar esperanzas sólidas y no solo buenas intenciones ; poner fin a la hegemonía de llamada “cultura occidental”, que es fruto del desarrollo capitalista, y promover la interculturalidad.

Houtart no fue un sociólogo y un teólogo de gabinete, sino que estuvo siempre muy vinculado y articulado con las organizaciones sociales y los movimientos religiosos liberadores. Fue uno de los creadores, teóricos y participantes más activos del Foro Social Mundial (FSM) en todas sus ediciones, de 2001 en Porto Alegre (Brasil) a 2016 en Montréal (Canadá), junto con Chico Whitaker, Boaventura de Sousa Santos y otros, y del Foro Mundial de Alternativas. Participó en varias ocasiones en el Foro Mundial de Teología y Liberación, que surgió en el V FSM en Porto Alegre (2005), y en el Congreso de Teología de la Asociación Española de Teólogas y Teólogos Juan XXIII, que iniciamos en 1981 y este año celebra la trigésimoséptima edición.

Numerosos fueron los encuentros en los que participamos juntos y los momentos de convivencia : Foros Sociales Mundiales, Foro Mundial de Teología y Liberación, Congresos de la Asociación Juan XXIII, Centenario del nacimiento de Leónidas Proaño, y en diferentes lugares del mundo : Porto Alegre (Brasil), Nairobi (Kenia), Belem de Pará (Brasil), Dakar (Senegal), Túnez (Túnez), Bruselas (Bélgica), Madrid (España), Quito (Ecuador), etc. Esos encuentros dieron lugar a una estrecha amistad, una sintonía ideológica, un magisterio fecundo del que tanto aprendí y una complicidad en proyectos de solidaridad. Mi casa fue la suya los últimos años cuando venía a Madrid. En el día a día de la convivencia doméstica pude comprobar lo que ya había descubierto en mis encuentros anteriores : su carácter bondadoso, su trato sencillo y entrañable, que le era connatural, su austeridad, su ejemplaridad ética, su actitud de escucha permanente. Pude disfrutar de su sabiduría, de la que nunca hacía ostentación.

La última vez que pasó por mi casa olvidó una “chompa”, de la que nunca nos hemos desprendido. Tras conocer su muerte, hemos comprobado que se encuentra colgada en uno de los armarios de la casa. Junto con sus libros y artículos, que ocupan una estantería completa, nos servirá de recuerdo permanente de su personalidad íntegra, su pensamiento crítico y su amistad sincera.

Durante nuestras largas conversaciones me contaba el chiste que sus amigos, conocedores de sus viajes por todo el mundo, habían difundido : “La diferencia entre Dios y François es que Dios está en todas partes y François... ya estuvo”. Y lo contaba con esa sonrisa infantil llena de ternura que le caracterizaba. Efectivamente, en una semana podía recorrer todos los continentes, y siempre con pesadas maletas llenas de libros.

Houtart fue un militante internacionalista y altermundialista comprometido en las luchas revolucionarias por la liberación de los pueblos oprimidos de todos los continentes. Conocida es la afirmación del comediógrafo romano Publio Terencio : “Ser humano soy. Nada humano me es ajeno”. Remendando a Terencio, Houtart bien podría decir : “Revolucionario soy. Ninguna revolución me es ajena”.

II. François Houtart y el paradigma del Bien Común de la Humanidad.

Con el bagaje intelectual, la competencia científica, la militancia política y el compromiso social que le caracterizaron, François Houtart asumió durante los dos últimos lustros, la apasionante tarea de construir un nuevo paradigma fundado en el “Bien Común de la Humanidad”. Lo hizo en dos obras mayores, que constituyen su principal aportación más creativa e innovadora en la búsqueda de Otro Mundo Posible, en plena sintonía con el Foro Social Mundial, del que fue uno de sus principales inspiradores.

Una es El camino a la utopía y el bien común de la humanidad (Ruth Casa Editorial-Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia-Oxfam, Panamá-La Paz, 2012, 266 pp.), cuyo origen se encuentra en las investigaciones de Ricardo Petrella tendentes a reformular la noción tradicional de Bien Común. Lo que hace Houtart es dotar a dicha noción de un sentido nuevo en el actual contexto político y económico dominado por la ideología y la práctica neoliberales en todos los terrenos de la existencia humana. Otra obra es Un paradigma poscapitalista : el bien común de la humanidad (Rut Casa Editorial, 2012), de la que es director y coautor y recoge las reflexiones sobre el Bien Común de la Humanidad desde diferentes perspectivas : el movimiento obrero, el movimiento campesino, las mujeres afrodescendientes, los pueblos indígenas de América, el movimiento de Ciencia Popular de India, el pensamiento crítico marxista, el movimiento ecologista, etc.

En enero de 2009 se propuso por primera vez en la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Crisis Financiera y Monetaria Internacional la creación de una Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad, paralela a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, con el objetivo de defender un nuevo paradigma para salvar a la Humanidad y al Planeta. La idea fue retomada por el sacerdote y político nicaragüense Miguel D’Escoto durante su presidencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 2008-2009, con la elaboración de la Declaración Universal del Bien Común de la Madre Tierra y de la Humanidad.

Tres son los ejes temáticos en los que se sustenta el nuevo paradigma de Houtart, los tres mediados por la praxis emancipatoria : la ética, la utopía y el bien común de la humanidad.

Propone, en primer lugar, la ética de la incertidumbre en las ciencias sociales, bajo la guía de la epistemología compleja de Edgard Morin, la teoría económica de Franz Himkelammert y la ética de la liberación de Dussel. Frente a la racionalidad rígida de la epistemología clásica, la teoría de la complejidad reconoce la importancia de la temporalidad, la multidimensionalidad y la transdisciplinariedad, que conducen al descubrimiento de la ambivalencia y aleatoriedad de lo real, a la fluidez de los conceptos, a la incertidumbre y a la pluralidad de instancias epistemológicas.
En otras palabras, el pensamiento complejo cuestiona la concepción evolucionista y lineal de la historia, defiende la pluralidad de teorías del conocimiento y considera que la lógica aristotélica debe completarse con la lógica que Morin llama “diálogo de las contradicciones”. Según esto, la teoría de la complejidad se articula en torno al tetragrama “orden, desorden, interacción, organización” en un feed-back dialéctico, que da lugar al paradigma de la “auto-eco-re-organización”.

Sin negar los logros de la modernidad, Houtart critica muy certeramente su principal vínculo material e ideológico : el capitalismo. A partir de aquí propone una ética en la perspectiva de la incertidumbre, que implica :

a) deslegitimar el capitalismo como sistema, no solo en sus efectos perversos, sino también en su lógica ; hay que deslegitimarlo porque destruye las dos fuentes de su propia riqueza : el ser humano y la naturaleza ;

b) globalizar y hacer converger las resistencias al neoliberalismo y las luchas alter-globalizadoras.

c) reconstruir la esperanza

Papel fundamental juega aquí la ética de la liberación de Dussel, que reconoce la necesidad de la mediación de las ciencias sociales en la reflexión ética, si no se quiere caer en el idealismo. Una ética cuyo principio material es la defensa de la vida y cuyo principio universal es la producción, reproducción y desarrollo de la vida humana con el reconocimiento de las diferentes culturas. Es la ética necesaria, al decir de Himkelammert, cuyo criterio de verdad y última instancia es la vida, sin la cual no hay supervivencia de la humanidad ni de la naturaleza.

El segundo elemento es la Utopía entendida no como sueño irrealizable, sino como algo que no existe hoy, pero que puede y debe existir mañana. Es la utopía necesaria de la que habla Paul Ricoeur, que requiere definir los objetivos y debe empezar a dar pasos en dirección a las alternativas en todos los terrenos de la existencia para hacerlas realidad.

El tercer elemento es el Bien Común de la Humanidad. Aristóteles afirma en su Política que ninguna sociedad puede existir sin compartir o tener algo en común, si bien cree que lo común debe reducirse al mínimo. Houtart desmiente a Aristóteles. En su enfoque sociológico, el Bien Común constituye la clave de bóveda de las relaciones humanas justas e igualitarias y es el fundamento de la vida colectiva de la Humanidad en la Tierra : relación con la naturaleza, producción de la vida, organización política y expresión de lo real (cultura).

Como respuesta a la crisis sistémica que tiene múltiples caras –financiera, económica, alimentaria, energética, climática-, Houtart propone un nuevo paradigma cuyas principales características son las siguientes :

 Redefinir las relaciones con la naturaleza : de la agresión al respeto de la naturaleza como fuente de vida.

 Reinventar la producción de la base de la vida privilegiando el valor de uso sobre el de cambio.

 Reorganizar la vida colectiva a través de la radicalización de la democracia en las instituciones y en las relaciones sociales.

 Activar la interculturalidad en la construcción del “Bien Común” universal. El nuevo paradigma demanda una nueva filosofía de la naturaleza y de la humanidad

Desde la sintonía de Houtart con las concepciones morales del mundo indígena, subraya la correspondencia y el parentesco del paradigma del Bien Común de la Humanidad con el paradigma ético del Sumak Kawsay (Bien Vivir) de los Pueblos Indígenas, recogido en las Constituciones de Ecuador y Bolivia y en el Plan Nacional para el Buen Vivir de Ecuador 2009-2013. Ambos paradigmas coinciden en la necesidad de revertir la lógica perversa del capitalismo, cuyo motor es la acumulación, y someterla a la lógica de la producción y reproducción de la vida.

El Bien Común de la Humanidad es el contrapunto del “Bien individual”, defendido por el liberalismo económico “y considerablemente debilitado” por el neoliberalismo. Tiene que ver con el “ser”, con el “vivir”, mientras que la lógica del capitalismo lleva derechamente a la muerte de los seres humanos y de la naturaleza. La realización del Bien Común exige la producción material de la vida, la necesidad de regeneración de la Tierra y la organización social y política colectiva en busca del sentido y bajo una guía ética emancipatoria. En definitiva, el “Bien Común de la Humanidad” es, para Houtart, la meta, la utopía cuyo destino es orientar la acción.

Esta propuesta está próxima a las experiencias de otros pueblos, culturas y cosmovisiones : el Reino de Dios y sus valores en la Teología cristiana de la Liberación ; la memoria subversiva de las víctimas, la protección de los derechos de los huérfanos, las viudas y los extranjeros, y el descanso de la Tierra, en el judaísmo ; la interdependencia, la compasión y la paz, en el budismo ; la hospitalidad en el islam ; la satisfacción del sistema de “necesidades/capacidades” de Marx, etc.
La propuesta de este nuevo paradigma eco-humano, todavía por estrenar, es la mejor herencia que nos deja el prestigioso sociólogo, incansable activista internacional y ciudadano del mundo François Houtart con un encargo que nos compromete : trabajar para hacerlo realidad.


*La primera parte de este texto es una reelaboración del artículo publicado en el diario El País el 12 de junio de 2017.
** Juan José Tamayo (juanjotamayo@gmail.com) es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de la Religiones “Ignacio Ellacuría” de la Universidad Calos III de Madrid y autor, entre otros, de La teología de la liberación. Introducción, selección de textos y bibliografía (Ediciones de Cultura Hispánica. Agencia de Cooperación Internacional, Madrid, 1990) ; Para comprender la teología de la liberación (EVD, Estella-Navarra, 2008, 5ª ed.) ; La teología de la liberación en el nuevo escenario político y religioso (Tirant Lo Blanch, València, 2011, 2ª ed.) ; e Invitación a la utopía (Trotta, 2102, con varias reimpresiones). La primera semana de septiembre de 2017 aparecerá su nuevo libro Teologías del Sur. El giro descolonizador (Editorial Trotta).


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